Una primera mirada revela cuerpos de curvas sinuosas, ropas que ocultan y revelan pieles lechosas y poses insinuantes. Una segunda mirada revela obras clásicas y reconocidas de artistas como Goya, Toulouse Lautrec, Rubens, Courbet y Klimt. Obras carnales y líricas que destilan erotismo, escándalo y polémica. Una tercera mirada nos invita a observar el detalle de la composición de estas piezas: un mosaico de curiosas cartas, casi pornográficas, que, con una tipografía llamativa, incitan al placer y ofrecen acceso a lo prohibido. "Tentaciones", "fantasías top", "gatitos" y "paraíso VIP" son algunos de los sugerentes mensajes que se leen en estas minúsculas letras acompañadas de bellas mujeres en provocativas poses. Pero hay una última mirada. Una revisión reciente de esta serie fue realizada por el artista Javier Vanegas, quien la inició hace 20 años y se originó a partir de coleccionar las llamadas tarjetas sexuales en su camino a la universidad mientras pasaba por la concurrida avenida Caracas. La acumulación de este material efímero lo llevó a la creación de su primera versión de la serie titulada VIP, una exploración de la imagen sexualizada y el cuerpo femenino objetivado. En su investigación observó cómo las mujeres presentadas en estas cartas no se corresponden con la diversidad del fenotipo colombiano y más con una belleza occidental estandarizada y hegemónica. Le interesaba exponer la contradicción entre las imágenes que en su momento eran controvertidas e inmorales y ahora son aceptadas y veneradas, con estas imágenes atrevidas y lascivas que reflejan la desinhibición contemporánea.
En el tiempo transcurrido desde que comenzó este proyecto visual, el comercio sexual también se ha transformado. La pandemia aceleró el proceso de digitalización y virtualización de la imagen. Estas tarjetas sexuales que alguna vez parecieron un tesoro perverso escondido en el bolsillo secreto de una billetera ahora están obsoletas y parecen ser más bien una reliquia de tiempos pasados. Las cartulinas que antes estaban esparcidas por las calles han sido sustituidas por anuncios digitales donde un clic revela la entrada a esos paraísos lujuriosos. Ahora es el móvil, el proxeneta que conoce las preferencias del espectador gracias a la laboriosidad del algoritmo. El acceso es ahora constante, donde la noción de tiempo es borrosa, y la inmediatez y la confiabilidad conducen a la construcción de relaciones parasociales de intercambio entre dinero y sexo: un servicio VIP personalizado, circunspecto y reservado para cada consumidor.
En VIP: lo que ves es lo que no obtienes, a Vanegas le interesa comprender cómo la imagen mediada sigue siendo un dispositivo para seducir y promover el trabajo sexual. Nos invita a encontrar placer y erotismo en estas imágenes yuxtapuestas, desprovistas de juicios y encubrimientos. Las imágenes eróticas se manifiestan como una forma de rebelión contra los tabúes sociales y las restricciones al cuerpo femenino. Para Vanegas, la exploración de la sexualidad, la desnudez y el cuerpo femenino a través de la fotografía exige una comprensión matizada de las dinámicas del poder, la representación, la subversión, la estética y el papel de la mirada. Al abordar estas obras, es imperativo considerar el impacto visual, las implicaciones sociales y el potencial de transformación del discurso. Es así como "lo que vemos no es lo que tenemos" porque, detrás de los filtros, las imágenes, la censura y el libertinaje se esconde la ilusión de la realidad.
Curada por Viviana Mejía